sábado, 22 de agosto de 2015

El Gran Imitador



Nacemos y crecemos con una personalidad única, nos hacen creer que somos así, especiales en nuestra especie, pero realmente lo somos?

Si vemos muy adentro nuestro podemos observar que durante nuestra vida, no hacemos más que imitar las acciones del otro. Lo vemos en una acción cotidiana hasta algo más trasgresor.
Sin ir más lejos al cruzar una calle, no miramos el semáforo sino lo que hace la persona que tenemos al lado o está en la vereda de enfrente, estamos pendientes de los movimientos del otro. Si se adelanta o mira si viene algún auto cruza igual, sin importar que el semáforo está en rojo.

Al relacionarnos con el otro uno siempre está expectante lo que la otra persona piensa de uno, hace, dice o simplemente imita del otro. Nos creemos únicos pero no lo somos...
Se han puesto a observar lo que sucede cuando uno va a bailar? muchos miramos al rededor tratando de imitar los movimientos del otro, como baila, se mueve. Tal vez sea miedo hacer el ridículo o queremos pertenecer al lugar, hacerlo nuestro  y no quedar fuera o al margen de la situación.

Nos preocupamos demasiado por el entorno, nuestra esencia y personalidad queda marginada, o encerrada en nuestro propio ego, que lucha y desdibuja nuestro ser.
Si alguien que queremos nos trata mal o hace algo que nos molesta, al principio pensamos yo no soy así, el actuó mal pero realmente actuamos así? o buscamos la manera de hacerle sentir lo mismo?

Todo el tiempo imitamos el accionar del otro, decimos una cosa pero pensamos y hacemos otra totalmente distinta.
El gran imitador, el hombre, es sin dudas aquel que a pesar del tiempo, del momento y de cada situación actua siempre en consecuencia. Al parecer no evolucionamos tanto en ese aspecto, muchas veces parecemos un animal esperando a ser atacado, para poder contratacar.

Deberíamos tratar de dejar de lado ese personaje, que juega a ser humano, a ser especial, a tener una personalidad arrolladora, ser únicos no es ser eso que parecemos ser.

Dejar de imitar algo casi imposible, tal vez una utopía, un deseo que algún día sin pensarlo alcanzaremos como algo natural y así el gran imitador dejara de serlo para convertirse en aquel ser trasgresor, único e irrepetible que todos pretendemos alcanzar.